En la calle Quito había una galería de arte con una puerta de hierro inmensa y oscura por cuyo frente siempre caminaba de camino a la casa. No recuerdo cuando fue que en un de sus trípodes, acostumbrados a portar cuadros de verdes selvas, apareció este cuadro. Me paré y entré a preguntar por el precio del cuadro. Trescientos dólares me dijo el pintor; ahí fue cuando me di cuenta que estaba muy por fuera de mi alcance.
Ahorré a como veinte dólares por día para llegar a la galería y encontrarme con la noticia que el cuadro se había vendido. Pedí una réplica pero el pintor estaba viajando a Colombia en forma definitiva... no me había dado cuenta del cartel que decía "Por motivo de viaje liquidamos".
El dinero me gasté en cerveza. Pasaron seis años desde entonces, siempre me acordaba del cuadro, hasta que cierto día pensé en el cuadro y me di cuenta que los rasgos ya casi se habían borrado de mi memoria.
Hasta que un día, mi amiga Fany me encontró en la calle y me propuso venderme un cuadro. Decía que era una buena pintura que la había adquirido hace años atrás y quería venderlo porque estaba de viaje. Cuando llegué a su casa a ver el cuadro, lo vi ahí, colgado en su pared, ¡el cuadro que había soñado durante tanto tiempo!
Lo volví a encontrar, en circunstancias distintas, por un precio mas bajo y precisamente la única réplica que había.
Había un problema, la dueña actual del cuadro no sabía el título, yo tampoco había preguntado el título de ese cuadro y no había forma de saber.
Ahora quiero bautizar al cuadro. Con algunos amigos pensamos ciertos nombres: deprimido/comprimdo; nunca pierdas la cabeza; ¿quieres revolución? agachate y mama... hay un montón.
Lo único que supo decirme el artista es que el cuadro lo pintó inspirándose en el ex presidente ecuatoriano José María Velasco Ibarra. ¿Pero que título les parecería mejor?
Ayúdame a bautizarlo...
